Participar en este proyecto me hace sentir más que bendecida y agradecida, porque sé en carne propia todo lo que uno puede llegar a sentir, a sufrir y a enfrentar con esta enfermedad. Me siento muy orgullosa de poder aportar un granito de arena para que más personas, que quizá empiezan con esta batalla, no se sientan solas. Que si bien es cierto que nos cambia la vida en un giro de 180 grados en lo emocional, profesional y laboral —y, además, no sólo como paciente, sino a la familia que te cuida—, también puedo dar fe de que nos hace más fuertes, nos hace apreciar la vida, la familia y todo lo que tienes a tu alrededor.
Aprendes a vivir tu presente con un día a la vez, valorando a Dios porque te da la oportunidad de seguir adelante, y a ti porque vales mucho más de lo que un día pudiste imaginar.